Los 14 Grandes

Pondremos los 14 grandes montes del mundo. Aquí el orden
1. Annapurna
2.Nanga Parbat
3. Broad Peak
4. Shisha Pangma
5.Gasherbrum I
6.Gasherbrum II
7.Manaslu
8.Everest
9.Dhaulagiri
10.Lhotse
11.Cho Oyu
12.Kanchenjunga
13.K2
14. Makalu

lunes, 27 de diciembre de 2010

Esponjas

Los Poríferos o Esponjas
Filo Porifera




Esponja Fresa

Los Poríferos son popularmente conocidos como las esponjas. En realidad las esponjas son el esqueleto de estos animalitos. Cuando están vivos su apariencia externa es muy diferente a como los encontramos en los mercados. El exterior del cuerpo lo tienen cubiertos por una “piel” gelatinosa de colores que pueden ser bien atractivos. En algunas especies esa piel es tóxica.

A pesar que desde tiempos prehistóricos los seres humanos hemos utilizado las esponjas, estos animales ya habitaban la Tierra hacia muchos millones de años cuando aun los mamíferos no existíamos. Se estima que estos invertebrados ya habitaban el planeta hace unos 600 millones de años.


Todas las esponjas que conocemos son acuáticas. La gran mayoría habitan en los mares; desde la costa marina hasta los siete mil metros de profundidad. Unas 150 especies son naturales de agua dulce. Una vez que los Poríferos son adultos viven pegados en el fondo del agua como si fueran una planta. En su estado no adulto son larvas que nadan sin sujetarse a nada. Algunas especies se mantienen solitarias, otras forman colonias. Se les encuentra desde las aguas cálidas hasta las árticas.

En total se conocen unos cinco mil poríferos diferentes. Todas crecen como una planta, sujetadas a algún objeto sólido que muchas veces es una roca. Las esponjas se presentan en forma tubular, lobulada, globular y diversas formas; algunas tienen la forma de copas y otras de abanicos u orejas de elefantes. También las hay que crecen aplanadas, cubriendo el subestrato como si fueran una alfombra. El tamaño puede ser desde unos milímetros hasta más de dos metro de diámetro. Algunas alcanzan un metro de alto.

Las esponjas carecen de órganos. No tienen cerebro, ni sistema nervioso, en realidad no tienen tejidos especializados. Son un conjunto de células que actúan con cierta coordinación. Gran parte del cuerpo es hueco, o constituido de poros y canales internos. Por estas aperturas fluye el agua, de la cual las esponjas adquieren su alimentación y oxígeno, y a la vez desecha los desperdicios.

Se alimenta filtrando el agua por sus canales radiales o cámaras internas; no tienen boca. Es considerable la cantidad de agua que algunas esponjas filtran, posiblemente doscientas mil veces el volumen de la esponja en un período de 24 horas. Las células flageladas, al agitar el flagelo, son las que crean la inhalación del agua. El agua siempre fluye en l misma dirección, siendo inhalada por los poros y exhalada por canales con tal propósito.

La alimentación principal de muchos Poríferos consiste de bacterias que no llegan a medir un micrómetro, aunque también ingieren partículas orgánicas algo más grandes. Se estima que algunas especies son capaces de atrapar hasta un 90% de las bacterias en el agua que ellas filtran, claro no todas las esponjas son tan eficientes. Los Poríferos, como organismo vivo, no tienen un sistema digestivo; cada célula digiere su sustento independiente. Claro, existen diferencias relativas en este proceso entre los grupos de esponjas, pero el concepto general es el mismo. Y siempre existen formas aberrantes, entre las cuales se encuentran algunas esponjas que son carnívoras.

La reproducción de las esponjas puede ser asexual o sexual. Entre las formas asexuales se encuentra la fragmentación, donde una parte de la esponja se separa y entonces crece como una nueva esponja. Otras esponjas mantienen esporas resistentes al frío. Una vez que la “madre” perece debido a las bajas temperaturas las esporas son liberadas, germinando una vez que las condiciones vuelven a ser favorables.

En la reproducción sexual, la cual es más común, la mayoría de las esponjas actúan tanto de masculino como de femenino; pero un género a la vez. Una vez fertilizados, los huevos se transforman en larvas. Permanecen en este estado por unos días hasta que se aseguran a algún lugar firme para transformarse (metamorfosis) en esponjas.


Esponja roja incrustada.

Las esponjas forman parte del ecosistema acuático proveyendo refugio a otros animales como peces, cangrejos y otos. También son el alimento de algunos moluscos.

A los Poríferos también se les llaman espongiarios.

El filo de los Poríferos se estudia en cuatro clases. Algunos autores prefieren agruparlas en tres clases, siendo las Esponjas Coralinas incluidas en las Esponjas Típicas. No tenemos ningún inconveniente con esa clasificación, solo que aquí estamos tratando de seguir las tendencias más recientes. Han existido otras esponjas catalogadas en otras clases, pero esas sólo se conocen como fósiles y por el momento las excluimos.



Damisela.com

martes, 14 de diciembre de 2010

Olentzero

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Historia
del
Olentzero

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Introducción

La historia del Olentzero esta localizada en el municipio Navarro de Larraun. El Olentzero tenia tantos ojos en la cara como dias tiene el año y entraba cada Nochevieja en cada pueblo llevandose a los niños que encontraba despiertos. A diferencia de creencias populares similares a la del Olentzero pero en otras culturas en Euskal Herria la creencia del Olentzero tiene la virtud de ser una creencia bastante mas libre de ir acompañando a ritos religiosos como los Reyes Magos en el cristianismo. Otra característica que demuestra la clara superioridad del Olentzero frente a su equivalente en otras culturas es que arranca su creencia desde la historia de alguien que podía perfectamente haber existido. No es una creencia, como la de los reyes magos, fruto de un motivo religioso en donde se habla de unos reyes magos que vienen de oriente en unos camellos siguiendo una estrella a darle regalos al hijo de dios que ha nacido en Belen, cuya creencia ya de entrada antepone muchos motivos religiosos, sobrenaturales como el hecho de seguir la estrella o de que sea el hijo de dios lo cual impone ya una creencia religiosa a todo el que sigue la realidad de los reyes magos.

Por contra, en la cultura vasca, la celebración del Olentzero empieza con una historia, la del Olentzero que tiene poco de sobrenatural, realmente salvo el hecho final de cuando el Olentzero muere que el hada lo resucita lo cual lógicamente como en todo tipo de historias de este tipo siemrpe tiene que haber algo de sobrenatural, el resto, incluyendo cuando el hada lo encuentra en el bosque cuando es un bebé, no hay nada de sobrenatural ni religioso desde el momento que ese hada que lo encuentra en ese momento puede representar a la figura de cualquier hombre o mujer normal y corriente libre de poderes sobrenaturales que encuentra al Olentzero y por no poderle cuidar por la razon que sea decide darselo a un hombre y una mujer que como no pueden tener hijos sabia de antemano que les alegraría mucho encontrar a ese niño.

Así que aquí finaliza la introducción que he escrito a cuenta de este apartado dedicado al Olentzero en esta web, espero que os guste y bueno, al que no le guste o no este deacuerdo con todo esto ya sabe lo que tiene que hacer.

Su Historia

En los bosques de Euskal Herria, hace muchisimos años, vivia un hada muy bella de cabellera amarilla y ojos muy brillantes. Como todas las hadas cuidaba de la gente y estaba acompañada por criaturas como duendes llamados Prakagorri (pantalones rojos) que la ayudaban en todo su trabajo. Un día que el hada estaba viajando a traves de las montañas mientras estaba peinando sus cabellos en una fuente los prakagorri le anunciaron que algo habia moviendose entre los helechos. Los duendes gritaron para llamar la atención del hada y ante la sorpresa del hada que no entendía como los humanos habian podido dejarlo abandonado encontraron un bebé humano. Por ello el hada le dijo al bebé: "tu nombre será Olentzero, porque es una cosa maravillosa haberte encontrado. Y por este acto te daré los regalos de Fuerza, Coraje y Amor, por todo el tiempo que tú vivas". Entonces el hada cogió al niño y lo llevo a una vieja casa en el limite del bosuqe donde vivian un hombre y una mujer que no tenían hijos. Asi que sabiendo el hada que serían muy felices de recibir el bebé lo dejó enfrente de la puerta para que ellos lo encontraran.

Muy pronto, al amanecer, cuando el hombre se levantó a ordeñar las vacas encontró al bebé y coriendo grito y se lo enseñó a su esposa, muy contentos de haber recibido a ese niño rapidamente lo taparon con una frazada, le dieron de comer y lo tomaron como su hijo. Apartir de ese momento, Olentzero creció entre los bosques y se convirtió en un fuerte, amable y saludable hombre que nunca tuvo la preocupación de como había llegado a ser encontrado por sus padres. Lentzero trabajaba todos los días del año haciendo carbon y ayudando a su padre. Pero lo inevitable sucedió y despues de muchos años los que habian sido sus padres murieron y Olentzero se quedó muy solo en su casa del bosque haciendose viejo según pasaban los años. Durante el paso de los años Olentzero fue entristeciendo y se fue dando cuenta de lo que necesitaba era ayudar a otras personas que lo necesitaban.Recordó que en el pueblo habia una casa donde vivian los niños que no tenian padres, ellos vivian de lo que la gente del pueblo les daba, esos niños eran muy solitarios como yo, penso el Olentzero asi que tarto de hacer algo para que esos niños fueron mas felices.

Asi que como Olentzero era muy hábil haciendo cosas con las manos se dispuso a hacer juguetes para los niños y muñecas para las niñas con la idea de darles los juguetes cuando fuera al pueblo a vender carbón. Cuando acabó de hacer las muñecas y los juguetes, los metió todos en un saco y cargo el saco en su burro junto al carbón y marchó al pueblo muy contento pensando en lo que iba a hacer.

Olentzero les dió los regalos a los niños y estuvieron muy contentos, él estuvo jugando con ellos todo el día y contandoles las histoprias que habia aprendido de su padre cuando era pequeño. Los niños y niñas apartir de ese momento amaron mucho al Olentzero y ya no se sintieron tan solos como antes. Olentzero fue muy bien reconocido en el pueblo y cada dia cuando llegaba al pueblo a vender su carbon era rodeado por todos los niños.

Esto sucedio durante muchos años hasta que un dia hubo una tremenda tormenta en el pueblo, bosque y montañas la cual destruyó muchas cosas. Los truenos, rayos,y el frio dejaron muy asustadas a las gentes del pueblo y especialmente a los niños. Un dia Olentzero estaba de camino hacia el pueblo y vio un rayo que caia en una casa. Se acercú y vio a unos niños en la casa asustados y pidiendo ayuda dentro de la casa que estaba en llamas. Cubrió a los niños con una manta para protegerles del fuego y los saco de la casa a traves de una ventana por el primer piso. Mientras él estaba tratando de salir una gran viga cayó sobre el Olentzero provocando que su fuerte y gran corazón se detuviera. Cuando se enteraron las personas del pueblo lloraron por lo sucedido dandose cuenta de que no habia nada que ellos pudieran hacer.

En ese mismo momento fueron sorprendidos por una brillante luz que salia de la casa. Mientras nadie pudo ver lo que sucedia dentro de la casa, dentro de ella, apareció el hada que habia encontrado al Olentzero cuando era un bebe en el bosque muchos años antes, está le llamo por su nombre con su dulce voz. El hada le dijo al Olentzero: "Olentzero, tu has sido un buen hombre, lleno de fe y de buen corazón. Has dedicado toda tu vida a hacer cosas para los demás, y has dado hasta tu propia vida para salvar a otras personas. Por lo tanto no quiero que te mueras. Yo quiero que vivas para siempre. De ahora en adelante tu harás juguetes y otros regalos para los niños que no tienen padres y en todos los rincones de Euskal Herria", al oir esto los parakagorris se apresuraron a decir que ellos le ayudarían.

Y apartir de ese momento asi sucedió. En la mitad del invierno, al final de cada año, Olentzero va por todos los pueblos de Euskal Herria repartiendo juguetes a los niños que no tienen padres ni abuelos que les hagan regalos. Los niños de todos los pueblos celebran la llegada del Olentzero cantando canciones y esparciendo mensajes de amor.

Muchas personas no creen que el Olentzero exista pero por contra otras sostienen que entre los vascos existe todo lo que tenga un nombre y realmente queramos que exista.

En la actualidad

De la mano de esta historia empieza una tradición que todavia sigue viva en Euskal Herria. El Olentzero es un hombre muy comilón que todas las nochebuenas se cuela en todas las casas bajando por la chimenea. Tanto su vestimenta como su profesión varia un poco dependiendo de las zonas donde se cree en el. En algunas zonas dicen que es un carbonero, en otros lugares dicen que tiene los ojos rojos casi sanguinolientos, en otros que su cara manchada de carbon es casi negra. En algunos pueblos es costumbre representar al Olentzero con un maniqui hecho a base de paja y trapos que los niños van recojiendo por las casas para pedir el aguinaldo de Nochebuena. En el municipio Navarro de Larraun cuelgan en la chimenea la figura del Olentzero con boina y una hoz en la mano hasta despues de la misa del gallo como simbolo de prosperidad y buena suerte. En Navarra es típico el desfile de los Olentzeros acompañados por txistus y tamboriles en la tarde del dia de Nochebuena.

Canciónes al Olentzero

Olentzero joan zaigu
mendira lanera
intentzioarekin ikatz egitera
Aditu duanian, Jesus jaio dala
laisterka etorri da, berri ematea.
Horra, horra, gure Olentzero
pipa hortzetan dula eserita dago
kapoiak ere baitu arrautzatxuakin
bihar meriendatzeko
botila arduakin.
Olentzero guria ezin degu ase
bakarrik jan dizkigu
hamar txerri gazte
saieski ta solomo
majina bat heste
Jesus jaio da eta
kontsola zaitezte
Horra


Olentzero joan zaigu,
mendira lanera,
intentzioarekin ikatz egitera.
Aditu duanian Jesus jaio dala,
laisterka etorri da berri ematera.
Horra, horra, gure Olentzero,
pipa hortzean dula, eserita dago.
Kapoiak ere baitu, arraultzatxoekin,
bihar meriandatzeko, sagardoarekin.
Olentzero, buru haundia,
entendimentuz gabia.
Bart arratzean, edan omen du
bost arruako zagia.
Ai, urde tripe haundia!
Tralaralala, tralaralala, ...


Olentzero joan zaigu
Mendira lanera
Intenzioarekin
Ikatz egitera.
Aditu duanean
Jesus jaio zela
Lasterka etori da
Berri ematera
Horra, horra, gure Olentzero
Pipa hortzean duela
Eserita dago
Kapoiak ere baitu
Arraultzatxuekin
Bihar meriendatzeko
Botil ardoakin
Olentzero buru handia
Entendimentuz jantzia
Bart arratsean
Edan omen du
Hamar erruko zahagia!
Ai urde tripa handia!
Ai urde tripa handia!
Olentzero begi gorri,
Non harrapatu duk arrai hori?
Zorioneko erreketan
Bart arratseko
Hamaiketan.


Olentzero joan zaigu
Mendira lanera
Intenzioarekin
Ikatz egitera.
Aditu duanean
Jesus jaio zela
Lasterka etori da
Berri ematera
Horra, horra, gure Olentzero
Pipa hortzean duela
Eserita dago
Kapoiak ere baitu
Arraultzatxuekin
Bihar meriendatzeko
Botil ardoakin
Olentzero buru handia
Entendimentuz jantzia
Bart arratsean
Edan omen du
Hamar arrobako zahagia!
Ai urde tripa handia,
tragatu bait du,
tragatu bait du,
Ai urde tripa handia,
tragatu baitu zahagia.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Aristóteles

Aristóteles nació en el año 384 a.C. en una pequeña localidad macedonia cercana al monte Athos llamada Estagira, de donde proviene su sobrenombre, el Estagirita. Su padre, Nicómaco, era médico de la corte de Amintas III, padre de Filipo y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno. Nicómaco pertenecía a la familia de los Asclepíades, que se reclamaba descendiente del dios fundador de la medicina y cuyo saber se transmitía de generación en generación. Ello invita a pensar que Aristóteles fue iniciado de niño en los secretos de la medicina y de ahí le vino su afición a la investigación experimental y a la ciencia positiva. Huérfano de padre y madre en plena adolescencia, fue adoptado por Proxeno, al cual pudo mostrar años después su gratitud adoptando a un hijo suyo llamado Nicanor.


Aristóteles

En el año 367, es decir, cuando contaba diecisiete años de edad, fue enviado a Atenas para estudiar en la Academia de Platón. No se sabe qué clase de relación personal se estableció entre ambos filósofos, pero, a juzgar por las escasas referencias que hacen el uno del otro en sus escritos, no cabe hablar de una amistad imperecedera. Lo cual, por otra parte, resulta lógico si se tiene en cuenta que Aristóteles iba a iniciar su propio sistema filosófico fundándolo en una profunda critica al platónico. Ambos partían de Sócrates y de su concepto de eidos, pero las dificultades de Platón para insertar su mundo eidético, el de las ideas, en el mundo real obligaron a Aristóteles a ir perfilando términos como «sustancia», «esencia» y «forma» que le alejarían definitivamente de la Academia. En cambio es absolutamente falsa la leyenda según la cual Aristóteles se marchó de Atenas despechado porque Platón, a su muerte, designase a su sobrino Espeusipo para hacerse cargo de la Academia. En su condición de macedonio Aristóteles no era legalmente elegible para ese puesto.

Alejandro Magno en el horizonte

A la muerte de Platón, ocurrida en el 348, Aristóteles contaba treinta y seis años de edad, habla pasado veinte de ellos simultaneando la enseñanza con el estudio y se encontraba en Atenas, como suele decirse, sin oficio ni beneficio. Así que no debió de pensárselo mucho cuando supo que Hermias de Atarneo, un soldado de fortuna griego (por más detalles, eunuco) que se habla apoderado del sector noroeste de Asia Menor, estaba reuniendo en la ciudad de Axos a cuantos discípulos de la Academia quisieran colaborar con él en la helenización de sus dominios. Aristóteles se instaló en Axos en compañía de Xenócrates de Calcedonia, un colega académico, y de Teofrasto, discípulo y futuro heredero del legado aristotélico.

El Estagirita pasaría allí tres años apacibles y fructíferos, dedicándose a la enseñanza, a la escritura (gran parte de su Política la redactó allí) y a la reproducción, ya que primero se casó con una sobrina de Hermias llamada Pitias, con la que tuvo una hija. Pitias debió de morir muy poco después y Aristóteles se unió a otra estagirita, de nombre Erpilis, que le dio un hijo, Nicómaco, al que dedicaría su Ética. Dado que el propio Aristóteles dejó escrito que el varón debe casarse a los treinta y siete años y la mujer a los dieciocho, resulta fácil deducir qué edades debían tener una y otra cuando se unió a ellas.

Tras el asesinato de Hermias, en el 345, Aristóteles se instaló en Mitilene (isla de Lesbos), dedicándose, en compañía de Teofrasto, al estudio de la biología. Dos años más tarde, en el 343, fue contratado por Filipo de Macedonia para que se hiciese cargo de la educación de su hijo Alejandro, a la sazón de trece años de edad. Tampoco se sabe mucho de la relación entre ambos, ya que las leyendas y las falsificaciones han borrado todo rastro de verdad. Pero de ser cierto el carácter que sus contemporáneos atribuyen a Alejandro (al que tachan unánimemente de arrogante, bebedor, cruel, vengativo e ignorante), no se advierte rasgo alguno de la influencia que Aristóteles pudo ejercer sobre él. Como tampoco se advierte la influencia de Alejandro sobre su maestro en el terreno político, pues Aristóteles seguía predicando la superioridad de las ciudades estado cuando su presunto discípulo estaba poniendo ya las bases de un imperio universal sin el que, al decir de los historiadores, la civilización helénica hubiera sucumbido mucho antes.

La vuelta a casa

Poco después de la muerte de Filipo, Alejandro hizo ejecutar a un sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, a quien acusaba de traidor. Conociendo el carácter vengativo de su discípulo, Aristóteles se refugió un año en sus propiedades de Estagira, trasladándose en el 334 a Atenas para fundar, siempre en compañía de Teofrasto, el Liceo, una institución pedagógica que durante años habría de competir con la Academia platónica, dirigida en ese momento por su viejo camarada Xenócrates de Calcedonia.

Los once años que median entre su regreso a Atenas y la muerte de Alejandro, en el 323, fueron aprovechados por Aristóteles para llevar a cabo una profunda revisión de una obra que, al decir de Hegel, constituye el fundamento de todas las ciencias. Para decirlo de la forma más sucinta posible, Aristóteles fue un prodigioso sintetizador del saber, tan atento a las generalizaciones que constituyen la ciencia como a las diferencias que no sólo distinguen a los individuos entre sí, sino que impiden la reducción de los grandes géneros de fenómenos y las ciencias que los estudian. Como él mismo dice, los seres pueden ser móviles e inmóviles, y al mismo tiempo separados (de la materia) o no separados. La ciencia que estudia los seres móviles y no separados es la física; la de los seres inmóviles y no separados es la matemática, y la de los seres inmóviles y separados, la teología.


Platón y Aristóteles en La Escuela de Atenas, de Rafael

La amplitud y la profundidad de su pensamiento son tales que fue preciso esperar dos mil años para que surgiese alguien de talla parecida. Y durante ese período su autoridad llegó a quedar tan establecida e incuestionada como la que ejercía la Iglesia, y tanto en la ciencia como en la filosofía todo intento de avance intelectual ha tenido que empezar con un ataque a cualquiera de los principios filosóficos aristotélicos.

Sin embargo, el camino seguido por el pensamiento de Aristóteles hasta alcanzar su actual preeminencia es tan asombroso que, aun descontando lo que la leyenda haya podido añadir, parece un argumento de novela de aventuras.

La aventura de los manuscritos

Con la muerte de Alejandro, en el 323, se extendió en Atenas una oleada de nacionalismo (antimacedonio) desencadenado por Demóstenes, hecho que le supuso a Aristóteles enfrentarse a una acusación de impiedad. No estando en su ánimo repetir la aventura de Sócrates, Aristóteles se exilió a la isla de Chalcis, donde murió en el 322. Según la tradición, Aristóteles le cedió sus obras a Teofrasto, el cual se las cedió a su vez a Neleo, quien las envió a casa de sus padres en Esquepsis sólidamente embaladas en cajas y con la orden de que las escondiesen en una cueva para evitar que fuesen requisadas con destino a la biblioteca de Pérgamo.

Muchos años después, los herederos de Neleo se las vendieron a Apelicón de Teos, un filósofo que se las llevó consigo a Atenas. En el 86 a.C., en plena ocupación romana, Sila se enteró de la existencia de esas cajas y las requisó para enviarlas a Roma, donde fueron compradas por Tiranión el Gramático. De mano en mano, esas obras fueron sufriendo sucesivos deterioros hasta que, en el año 60 a.C., fueron adquiridas por Andrónico de Rodas, el último responsable del Liceo, quien procedió a su edición definitiva. A él se debe, por ejemplo, la invención del término «metafísica», título bajo el que se agrupan los libros VII, VIII y IX y que significa, sencillamente, que salen a continuación de la física.

Con la caída del Imperio romano, las obras de Aristóteles, como las del resto de la cultura grecorromana, desaparecieron hasta que, bien entrado el siglo XIII, fueron recuperadas por el árabe Averroes, quien las conoció a través de las versiones sirias, árabes y judías. Del total de 170 obras que los catálogos antiguos recogían, sólo se han salvado 30, que vienen a ocupar unas 2.000 páginas impresas. La mayoría de ellas proceden de los llamados escritos «acroamáticos», concebidos para ser utilizados como tratados en el Liceo y no para ser publicados. En cambio, todas las obras publicadas en vida del propio Aristóteles, escritas para el público general en forma de diálogos, se han perdido.

384 a.C.Nace en Estagira, Macedonia (de ahí su sobrenombre de El Estagirita).
367 a.C.Se traslada a Atenas para estudiar en la Academia de Platón, donde más tarde ejerce como maestro.
347 a.C.Muere Platón.
348 a.C.Se traslada a Axos, donde sirve a Hermias de Atarneo. Durante esta etapa contrae matrimonio con Pitias, sobrina de Hermias, con la que tuvo una hija. Tras la muerte prematura de Pitias se casa con Erpilis, con quien tiene un hijo, Nicómaco, al que dedicará su Ética para Nicómaco. También redacta su Política.
345 a.C.Tras el asesinato de Hermias, se instala en Mitilene (Lesbos). Se dedica al estudio de la biología con Teofrasto.
343 a.C.Filipo de Macedonia le contrata como tutor de su hijo Alejandro.
334 a.C.Al acceder Alejandro al trono, Aristóteles regresa a Atenas y funda el Liceo. En esta etapa produce la mayor parte de su obra.
323 a.C.La muerte de Alejandro levanta un oleada antimacedónica en Atenas que obliga a Aristóteles a exiliarse.
322 a.C.Muere en la isla de Chalcis, tierra de su madre, a los sesenta y dos años de edad.

Filosofia

Aristóteles se ha significado como uno de los filósofos más importantes de todos los tiempos y ha sido uno de los pilares del pensamiento occidental. Sus obras, escritas hace más de dos mil trescientos años, siguen ejerciendo una influencia notable sobre innumerables pensadores contemporáneos y continúan siendo objeto de estudio por parte de múltiples especialistas. La filosofía de Aristóteles constituye, junto a la de su maestro Platón, el legado más importante del pensamiento de la Grecia antigua.

Pese a ser discípulo de Platón, Aristóteles se distanció de las posiciones idealistas, para elaborar un pensamiento de carácter naturalista y realista. Frente a la separación radical entre el mundo sensible y el mundo inteligible planteada por las doctrinas platónicas, defendió la posibilidad de aprehender la realidad a partir de la experiencia. Así pues, en contra de las tesis de su maestro, consideró que las ideas o conceptos universales no deben separarse de las cosas, sino que estaban inmersos ellas, como forma específica a la materia. Por estos motivos, otorgó gran importancia a los estudios científicos y a la observación de la naturaleza. Sin embargo, las preocupaciones de Aristóteles no se dirigieron únicamente al estudio especulativo de las cosas y sus causas, sino que también se centraron en cuestiones de lógica formal, moral, política y estética. De acuerdo con las fuentes antiguas, el filósofo griego escribió 170 obras, aunque sólo 30 se han conservado hasta nuestros días.

La metafísica

La preocupación metafísica de Aristóteles es a la vez crítica, con respecto a la de su maestro Platón, y constructiva, puesto que se propone una nueva sistematización. Lo que pretende con la metafísica es llegar a saber "de los principios y de las causas primeras". Aborda los temas de la metafísica en lo que él llama "filosofía primera", ciencia que considera el ser en cuanto ser. Por ocuparse de las primeras y verdaderas causas, puede ser considerada igualmente ciencia de lo divino, ciencia teológica (Theoldgiké épistéme).


La vida de Aristóteles contada en una miniatura medieval

Aristóteles rechaza la teoría platónica de las Ideas separadas de los entes de este mundo. Lo verdaderamente existente no son los "reflejos" de las Ideas, sino los entes individuales, captados por la inteligencia y en los que reside el aspecto universal. En todo ser se da la sustancia (ousìa, esencia de cada ente individual subsistente en sí mismo) y el accidente (cualidad que no existe en sí misma sino en la sustancia). Las sustancias sensibles se hallan constituidas por dos principios: materia, que dice de qué está hecha una cosa, y forma, disposición o estructura de la misma.

Para explicar el cambio se vale de las nociones de acto ypotencia, determinaciones primeras del ser. Ahora bien, con estas dos nociones sabemos cómo suceden los cambios o movimientos, pero no sabemos por qué. Esto lo conocemos mediante las razones o causas del cambio, que Aristóteles concretiza en cuatro: causa material, causa formal, causa eficiente y causa final (o teleológica). Esta última es de gran importancia para el Estagirita, ya que está convencido de que todo existe para cumplir un fin, pues todo, por su propia inmanencia, busca su intrínseca perfección.

La ciencia metafísica de Aristóteles culmina en la teología, la cual se ocupa del ser que existe per se, o sea, el ente en su sentido más pleno, la forma pura sin materia. Para probar la existencia de ese ser, apela a varios argumentos: "Entre las cosas que existen una es mejor que la otra; de allí que exista una cosa óptima, que debe ser la divina". Su argumento más conocido es el denominado de predicamento cosmológico: las cosas de este mundo son perecederas, y por lo tanto sufren cambio; este cambio acaece en el tiempo. Cambio y tiempo son, pues, imperecederos; mas para que se produzca el cambio o movimiento eterno ha de existir una sustancia eterna capaz de producir ese movimiento. Pero no podemos retrotraernos al infinito para buscar las causas de las causas, por lo que debemos llegar a unPrimer Motor inmóvil. Este motor es Dios, concebido por Aristóteles como fuerza inmaterial inalterable. Ese Ser, sin embargo, no aparece en Aristóteles como creador del mundo, porque éste es eterno.

Alma y conocimiento

Todos los seres vivos se presentan a Aristóteles como poseedores de alma (psyché), con lo cual se distinguen de los seres inanimados o inorgánicos. Distingue tres clases de alma: vegetativa (propia de las plantas, pero presente también en los animales y en el hombre), sensitiva (propia de los animales y del hombre), racional (exclusiva del hombre). Ésta tiene tres características: es causa del movimiento del cuerpo, conoce y es incorpórea.

Con respecto al conocimiento, Aristóteles no admite las doctrinas de Platón, ni tampoco el innatismo. La mente al nacer es "tamquam tabula rasa", en la que nada hay escrito. El conocimiento comienza en los sentidos, como nos demuestra la experiencia. Las captaciones de los sentidos son aprehendidas por el intelecto, generándose así el concepto. De esta forma llegamos al conocimiento suprasensible.

Ética

La ética de Aristóteles tiene un fin que se resume en la búsqueda de la felicidad. Para algunos, la felicidad consiste en los placeres; para otros, en las riquezas; pero el hombre sabio la busca en el ejercicio de la actividad que le es propia al hombre, es decir, en la vida intelectiva. Ello no excluye el goce moderado de los placeres sensibles y de los demás bienes, con tal de que no impida la contemplación de la verdad. Sobre esta base desarrolla Aristóteles el concepto de virtud. La virtud consiste en el justo medio. Lo que quiere dar a entender es que el actuar del hombre debe estar regido por la prudencia o regla recta. Hay dos modalidades de virtud: las dianoéticas (que se refieren al ejercicio de la inteligencia) y las éticas (que se refieren a la sensibilidad y los afectos). Todas las virtudes son hábitos que se adquieren por medio de la repetición. La virtud por excelencia es la justicia, la cual consiste en el acatamiento de las leyes y en el respeto a los demás ciudadanos.

Política

Para Aristóteles el hombre es un "animal político" por naturaleza. Sólo los animales y los dioses pueden vivir aislados. La fuerza natural hacia la reproducción y la conservación inclina a los hombres a vivir unidos, primero en la familia, luego en la aldea (unión de varias familias) y finalmente en la ciudad-estado (ni muy pocos, ni demasiados habitantes). El buen funcionamiento de una ciudad-estado no se asegura solamente por aunar voluntades hacia un mismo fin; se requiere también de leyes sensatas y apropiadas que respeten las diferencias y eduquen a los ciudadanos para la responsabilidad civil dentro de la libertad (Aristóteles, en su mentalidad clasista griega, no concibe el derecho de ciudadanía ni para las mujeres ni para los esclavos).


Aristóteles estudiando la naturaleza

Existen tres formas de legítimo gobierno: monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno de los mejores) y república (gobierno de muchos). A esas formas rectas de gobierno se oponen la tiranía, la oligarquía y la democracia (Aristóteles entiende por "democracia" el gobierno de los pobres). No se puede decir cuál de las tres es mejor, pues la teoría concreta para un pueblo hay que deducirla de una indagación objetiva de las varias formas históricas de gobierno, y definir según las circunstancias cuál es más conveniente para un determinado estado (Aristóteles recogió y estudió las constituciones de 158 estados). En principio, toda forma de gobierno es buena si quien gobierna busca el bien de los gobernados.

Su influencia

Durante mucho tiempo, el pensamiento aristotélico se vio eclipsado por el prestigio de las doctrinas de Platón. En época de la Roma cristianizada, el naturalismo y el realismo de Aristóteles eran despreciados y se privilegiaban las lecturas neoplatónicas de Plotino y Beocio. Debido al espiritualismo que caracterizó al pensamiento medieval, las doctrinas de Platón gozaron de preeminencia hasta el siglo XII.

Los filósofos árabes -y, particularmente, Avicena y Averroes- contribuyeron a que el pensamiento aristotélico fuese de nuevo objeto de atención en Occidente. El creciente interés por la naturaleza mostrado por el pensamiento cristiano en la Baja Edad Media hizo posible que la obra de Aristóteles fuese estudiada. Roger Bacon y Alberto Magno reivindicaron el pensamiento de este filósofo, y santo Tomás de Aquino lo transformó en la base de la teología cristiana.

Los estudios de la escuela de Florencia, Francis Bacon y Galileo quebrantaron la autoridad aristotélica. Sin embargo, los escritos del filósofo griego continuaron ejerciendo influencia sobre diversas corrientes de pensamiento modernas, como el idealismo, el neoescolasticismo, el conductismo y el dinamismo de Bergson, entre otras.

Con esta serie de fotografías ilustramos algunos aspectos de la vida y de la obra del Aristóteles, quien, junto con Platón, dominó todo el desarrollo de la historia de la filosofía occidental desde la Antigüedad hasta la Edad Moderna, y fue el primero que logró configurar la filosofía como una ciencia dentro de un sistema global del saber humano. Haz clic en la fotos para obtener una visión ampliada.

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Busto Ilustración
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Con Alejandro Magno Ética a Nicómaco
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La escuela de Atenas Visto por Rembrandt


domingo, 12 de diciembre de 2010

Rafael Nadal

Sólo el deporte permite que un chico excepcionalmente dotado para su práctica, apenas traspasada la adolescencia, pueda alcanzar la gloria internacional en su especialidad y acumular una fortuna millonaria. Es el caso del tenista español Rafael Nadal, profesional desde los 15 años, que a sus 19 ya ocupaba el segundo puesto mundial en el ranking de la Asociación de Tenis Profesional (ATP) y que, con 22 años, se ha convertido en el número 1 del mundo.


Rafael Nadal

Rafael Nadal Parera nació el 3 de junio de 1986 en la localidad mallorquina de Manacor, donde los Nadal forman una gran familia arraigada en la isla desde el siglo XIV. El patriarca de la saga se llama como su nieto, Rafael, y es un gran aficionado a la música que dirige la orquesta de la ciudad. Es hijo de Sebastián Nadal, director de una empresa que construye pistas de pádel y organiza eventos deportivos, y Ana María Parera, y tiene una hermana, Isabel, su admiradora más entusiasta. Fue su tío Antonio, Toni, quien lo encaminó por el sendero del tenis, hasta convertirse en su entrenador y representante.

Un joven talento

A pesar de que al niño se le daba mejor la raqueta (a los cuatro años Toni practicaba con él varias horas al día) que el fútbol (no en vano se proclamó campeón infantil de España a los once años y del Mundo a los catorce), atraído por la estela de su otro tío, el futbolista internacional Miquel Àngel Nadal, se entusiasmaba cada vez más por el balompié. Toni cortó de raíz esta indecisión y le conminó a abandonar los estudios en 4º de ESO para dedicarse en exclusiva al tenis, ante el disgusto materno: "Rafa se hizo profesional demasiado pronto. Al principio yo lo llevaba muy mal, pero finalmente entendí que era imposible compaginar los estudios con su carrera deportiva".

Se inscribió en la ATP a finales de 2001, en el puesto 818. Tenía sólo quince años y pertenecía ya al Real Club de Tenis Barcelona. Sin embargo, no jugó su primer partido profesional hasta el 29 de abril de 2002, en el Open de Mallorca, derrotando al paraguayo Ramón Delgado.


Nadal en el Conde de Godó (2006)

Debía debutar en Roland Garros en 2003, pero una lesión en el codo frustró su deseo. Al año siguiente, una fisura en el escafoides del pie izquierdo, que le mantuvo con muletas de abril a julio, también le impidió disputar el torneo. Entonces se diseñó un plan específico para la prevención de lesiones "para que aflorasen todas las cualidades físicas del tenista, que son genéticas", declaró Ángel Ruiz-Coto. Este médico de la Federación inició la colaboración con la familia Nadal y con el preparador físico del jugador, Joan Forcades, con una media de tres controles anuales. El doctor puntualizó, tras el primer examen: "Tiene la resistencia de un maratoniano, pero, a la vez, es explosivo".

El último semestre de 2004 fue especialmente duro: en pleno proceso de recuperación del ritmo de la competición sólo consiguió ganar el torneo de Sopot (Polonia). Pero terminó la temporada convirtiéndose en el tenista más joven en ganar la Copa Davis. Nadal derrotó al estadounidense Andy Roddick, y su amigo y mentor Carlos Moyá remató la faena, con lo que España pudo adjudicarse la segunda Copa Davis de su historia.

Campeón de Roland Garros

A pesar de ser un debutante, en 2005 se presentó en París como favorito en las apuestas. No en vano hasta aquella fecha, de enero a junio, había ganado cinco títulos de renombre en tierra batida: Costa de Sauipe (Brasil), Acapulco, el Master Series de Montecarlo, el trofeo Conde de Godó y el Masters Series de Roma, una proeza que, en una misma temporada y a esa edad, sólo había conseguido Andre Agassi en 1988. En número de títulos de la temporada 2005 tan sólo le aventajaba en uno el número uno mundial, el suizo Roger Federer, a quien, sin embargo, derrotó en Roland Garros en semifinales, precisamente el 3 de junio, el día del cumpleaños de Nadal.

En la final, no sin ciertos apuros, Nadal derrotó en cuatro sets al argentino Mariano Puerta, que había realizado un torneo impecable. Le entregó el trofeo, en presencia del rey Juan Carlos, su ídolo futbolístico, Zinedine Zidane, pues, a pesar de que toda su familia es del Barça, Rafa es seguidor del Real Madrid.


Rafa besa su primer Roland Garros (2005)

Ese triunfo lo convertía en el segundo debutante que ganaba en Roland Garros, tras el sueco Mats Wilander, que lo consiguió en 1982 con sólo diecisiete años. Y, sobre todo, elevaba hasta límites insospechados su popularidad y su carisma, hasta el punto que, un mes después, la empresa patrocinadora Havas Sport aseguraba en su sondeo bimensual que el tenista se había convertido en el deportista más popular de España, desplazando al piloto Fernando Alonso de la primera posición y al futbolista David Beckham de la segunda. Por si fuera poco, la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA, United States Tennis Association) anunciaba que promocionaría sus torneos veraniegos poniendo el énfasis en la imagen de Nadal, calificado como el "wonder boy", sobrenombre también asociado a la estrella de la natación Michael Phelps.

Por su parte, el portavoz de Nike, la firma que le patrocinaba, declaraba que quería convertir a Nadal en el Tiger Woods del tenis, y que estaba dispuesto a entregarle un cheque en blanco para mejorarle el contrato que tenía desde los dieciséis años para convertirlo en el icono de la multinacional en el ámbito tenístico. Era la primera vez que un tenista ocupaba esa privilegiada posición de popularidad en España. Lo cierto era que Alonso, Dani Pedrosa y Nadal estaban cambiando la tendencia de jóvenes aficionados españoles, cuyos ídolos se centraban hasta hacía poco en el mundo del fútbol.

Hacia el número 1

La victoria en el torneo de Grand Slam aupó a Nadal a la tercera posición del ranking de la ATP, por detrás de Federer y del australiano Lleyton Hewitt, quienes disputarían la final del torneo de Wimbledon con victoria del suizo, tras caer Nadal a las primeras de cambio. Además, se convirtió en el primer español que entraba en el top ten con sólo diecinueve años y encadenaba 24 victorias consecutivas en tierra batida.

Su objetivo era llegar al número uno, si bien reconocía que ante sí tenía un muro casi infranqueable, el suizo Federer, quien, según los expertos, estaba destinado a convertirse en el mejor tenista de todos los tiempos. Esa ambición era buena, pero su tío Toni no dejaba que se le subieran los humos a la cabeza y, tras su triunfo en Roland Garros, le advertía: "Tu nivel de juego aún no es perfecto; eres un buen jugador, pero todavía debes confirmar que serás uno de los grandes". Por de pronto, en julio de 2005 ganó en Bastad (Suecia) y en Stuttgart (Alemania), y sumó 34 victorias consecutivas en tierra batida, y en octubre sumó su undécimo título del año (ganó también en Montreal y Pekín) al imponerse en el Masters Series de Madrid.


Roger Federer y Nadal en Roma (2006)

En marzo de 2006, poco después de reaparecer tras una lesión que le había mantenido inactivo durante cuatro meses, logró en Dubai su primer título de ese año. Posteriormente, revalidó éxito en el Masters Series de Montecarlo, en Barcelona, en el Masters Series de Roma y en Roland Garros. Para hacerse con su segundo triunfo en París, venció al sueco Robin Soderling, al estadounidense Kevin Kim, al francés Paul-Henri Mathieu, al australiano Lleyton Hewitt, al serbio Novak Djokovic, al croata Ivan Ljubicic y, en la final, a Federer (1-6, 6-1, 6-4 y 7-6).

Este último partido supuso un nuevo capítulo del duelo que Nadal y el tenista suizo mantenían por la primacía mundial y que, ese año, se había decantado claramente del lado del español (sus victorias en los citados torneos de Emiratos Árabes Unidos, Mónaco e Italia también se habían materializado al derrotar en sus respectivas finales a Federer). Nadal consiguió en Francia un importante récord: el 29 de mayo, al batir a Soderling, ganó su quincuagésimo cuarto partido consecutivo en tierra batida, superando la cifra de 53 encuentros invicto sobre esta superficie que, desde 1977, poseía el argentino Guillermo Vilas (Nadal no sería derrotado en tierra batida hasta el 20 de mayo de 2007, cuando cayó en la final del Masters Series de Hamburgo ante Federer, luego de una serie de 81 partidos victorioso sobre dicho piso). Poco después, Nadal tuvo una excepcional actuación en el Torneo de Wimbledon; fue finalista, pero en esta ocasión Federer le impidió adjudicarse el triunfo. En ese año 2006, le fue concedida en su país la medalla de oro de la Real Orden del Mérito Deportivo.

En el primer semestre de 2007, ganó los Masters Series de Indian Wells y Montecarlo, y, por tercer año consecutivo, el Conde de Godó barcelonés, el Masters Series de Roma y Roland Garros. Alcanzó su tercera corona parisina mostrando un notable dominio sobre sus sucesivos rivales: el argentino Juan Martín del Potro, el italiano Flavio Cipolla, el español Albert Montañés, Hewitt, Moyá, Djokovic y Federer, a quien Nadal derrotó nuevamente en la final con un resultado de 6-3, 4-6 (único set que el español cedió en todo el torneo), 6-3 y 6-4. Poco después, y tal y como sucedió la temporada anterior, ambos repitieron final en Wimbledon, con victoria para el suizo. Durante ese año 2007, Nadal también se impuso en el Torneo de Stuttgart. Terminó el año, una vez más, en el segundo puesto del escalafón de la ATP.


Recibiendo la Medalla de Oro de Madrid (2007)

El año 2008 será recordado como el de su número 1. Empezó en baja forma, pero el bajo rendimiento que también mostraba Federer en ese momento hacía factible el soñado objetivo. Ganó por cuarta vez dos torneos: el Masters de Montecarlo y el Conde de Godó, y derrotó a Federer dos veces en dos finales consecutivas: la del Master Series de Hamburgo y la del Roland Garros. Obtuvo nuevas victorias en el London Queen's Club y venció de nuevo a Federer en la final de Wimbledon, en un partido que duró 4 horas y 48 minutos y que ha sido considerado el mejor de la historia del tenis. Y un nuevo triunfo en el Masters de Canadá lo convirtió, finalmente, en el mejor jugador del mundo según el ranking de la ATP.

Su desparpajo, su confianza en sí mismo, el no dar jamás ningún punto por perdido, su fuerza extraordinaria y su perseverancia son algunas de las claves de su imparable éxito. La férrea disciplina que le impone su tío no le impide practicar sus grandes hobbies: juegos de ordenador, la Fórmula 1, la música (Bon Jovi, Maná, Brian Adams...), el golf, y sobre todo la pesca. Dentro de la pista proyecta una imagen que le reporta tantos beneficios en contratos publicitarios como los que le proporciona su profesión. Luce camisetas sin manga que dejan al descubierto su sólida musculatura, y pantalones pirata, los primeros de ese diseño que vestía un tenista en el terreno de juego.


1986Nace en Manacor, Mallorca.
2002Abandona los estudios para dedicarse en exclusiva al tenis, que practicaba desde los 4 años de la mano de su tío y entrenador, Toni Nadal. Juega su primer partido como profesional en el Open de Mallorca.
2003Debuta en dos torneos de Grand Slam (Wimbledon y el Open de los Estados Unidos), pero las lesiones frenan su progresión.
2004Tras derrotar a Andy Roddick en la final frente a los Estados Unidos, se convierte en el tenista más joven en ganar la Copa Davis. Gana el torneo de Sopot.
2005Se consagra al conseguir su primer Roland Garros, tras derrotar en la semifinal a Roger Federer. Gana además otros diez torneos y alcanza la segunda posición en el ranking de la ATP.
2006Tras recuperarse de una lesión, gana el Roland Garros y llega a la final de Wimbledon, en la que cae frente a Federer.
2007Se repite la historia en Roland Garros y en Wimbledon. Gana en total seis torneos.
2008Gana su cuarto Roland Garros y, por primera vez, en Wimbledon, derrotando en ambos casos a Federer en la final. En agosto se convierte en el mejor jugador del mundo según el ranking de la ATP.

El impresionante palmarés del tenista español Rafael Nadal incluye, a sus 22 años, un total de 34 títulos individuales: cinco torneos de Grand Slam, doce ATP Masters Series y trece torneos ATP Tour.

Torneos de Grand Slam

  • Roland Garros: 2005, 2006, 2007, 2008
  • Wimbledon: 2008
  • Torneos ATP Masters Series

  • Montecarlo: 2005, 2006, 2007, 2008
  • Roma: 2005, 2006, 2007
  • Montreal: 2005
  • Madrid: 2005
  • Indian Wells: 2007
  • Hamburgo: 2008
  • Toronto: 2008
  • Torneos ATP Tour

  • Sopot: 2004
  • Costa de Sauipe: 2005
  • Acapulco: 2005
  • Conde de Godó (Barcelona): 2005, 2006, 2007, 2008
  • Bastad: 2005
  • Stuttgart: 2005, 2007
  • Open de China (Pekín): 2005
  • Dubai: 2006
  • London Queen's Club: 2008
  • Copa Davis

    En 2004 formó parte del equipo español que ganó la Copa Davis. España venció a Estados Unidos (3-2) en la final, en la que Nadal derrotó a Andy Roddick.


    Rafael Nadal alzando el trofeo de Dubai (2006)

    Dobles

    A ello deben añadirse los torneos ATP Tour de dobles de Umag (2003, con Álex López), Chennai (2004, con Tommy Robredo) y Doha (2005, con Albert Costa). Su último triunfo en dobles fue el ATP Master Series de Montecarlo (2008, con Tommy Robredo).

    Ranking ATP

    Ostentó la segunda posición en el ranking de la ATP desde el 25 de julio de 2005 hasta el 4 de agosto de 2008, fecha en la que pasó a convertirse en el número 1.

    viernes, 10 de diciembre de 2010

    Aprende Inglés!



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    ¿Qué es el Paintball?

    El paintball o “bola de pintura”, es hoy en día, uno de los juegos predilectos de los adultos, para poder eliminar el estrés del trajín diario. La popularidad del paintball, se ha ido expandiendo con gran velocidad por todo el globo terráqueo. Lo cual se debe, en gran parte, a la adrenalina que supone el jugarlo.

    El paintball trata, en el cazar a otras personas, por medio de pistolas de aire comprimido, las cuales lanzan pelotas de pintura. Con lo cual se identifica a quienes hayan caído. Para el paintball es necesario contar, aparte de las bolas de pintura y la pistola, de una mascara, para proteger la cara y de un traje, para minimizar el golpe del balín de pintura. Incluso, muchos de estos trajes, sirven para entregar cierto camuflaje a la persona. Dependiendo del entorno donde se juegue.

    Muchas de las competencias se dan al aire libre, en las cuales existen elementos para protegerse y zonas de inmunidad, para quien esté cansado. Hay otros lugares, que se velan de gimnasios o lugares techados, para recrear el escenario correcto. Un tema lógico dentro del paintball, es el monetario. Todo lo antes mencionado viene en un paquete. El cual se debe cancelare previamente a la competencia. Con la popularidad que goza actualmente el paintball, son varias las empresas que se dedican a entregar éste servicio.

    Una de las pocas reglas que existen en el paintball, es el hecho de siempre disparar a una distancia mínima de 25 metros, hacia una persona. Esto, para minimizar al mínimo el dolor que pueda provocar el impacto del balín de pintura, en el cuerpo humano.


    Misrespuestas

    Napoleón

    Biografia

    Napoleón nació el 15 de agosto de 1769 en Ajaccio, capital de la actual Córcega, en una familia numerosa de ocho hermanos, la familia Bonaparte o, con su apellido italianizado, Buonaparte. Cinco de ellos eran varones: José, Napoleón, Lucien, Luis y Jerónimo. Las niñas eran Elisa, Paulina y Carolina. Al amparo de la grandeza de Napolione -así lo llamaban en su idioma vernáculo-, todos iban a acumular honores, riqueza, fama y a permitirse asimismo mil locuras. La madre, María Leticia Ramolino, era una mujer de notable personalidad, a la que Stendhal eligió por su carácter firme y ardiente.

    Carlos María Bonaparte, el padre, siempre con agobios económicos por sus inciertos tanteos en la abogacía, sobrellevados gracias a la posesión de algunas tierras, demostró tener pocas aptitudes para la vida práctica. Sus dificultades se agravaron al tomar partido por la causa nacionalista de Córcega frente a su nueva metrópoli, Francia; congregados en torno a un héroe nacional, Paoli, los isleños la defendieron con las armas. A tenor de las derrotas de Paoli y la persecución de su bando, la madre de Napoleón tuvo que arrostrar durante sus primeros alumbramientos las incidencias penosas de las huidas por la abrupta isla; de sus trece hijos, sólo sobrevivieron aquellos ocho. Sojuzgada la revuelta, el gobernador francés, conde de Marbeuf, jugó la carta de atraerse a las familias patricias de la isla. Carlos Bonaparte, que religaba sus ínfulas de pertenencia a la pequeña nobleza con unos antepasados en Toscana, aprovechó la oportunidad, viajó con una recomendación de Marbeuf hacia la metrópoli para acreditarlas y logró que sus dos hijos mayores entraran en calidad de becarios en el Colegio de Autun.

    Los méritos escolares de Napoleón en matemáticas, a las que fue muy aficionado y que llegaron a constituir una especie de segunda naturaleza para él -de gran utilidad para su futura especialidad castrense, la artillería-, facilitaron su ingreso en la Escuela Militar de Brienne. De allí salió a los diecisiete años con el nombramiento de subteniente y un destino de guarnición en la ciudad de Valence.

    Juventud revolucionaria

    A poco sobrevino el fallecimiento del padre y, por este motivo, el traslado a Córcega y la baja temporal en el servicio activo. Su agitada etapa juvenil discurrió entre idas y venidas a Francia, nuevos acantonamientos con la tropa, esta vez en Auxonne, la vorágine de la Revolución, cuyas explosiones violentas conoció durante una estancia en París, y los conflictos independentistas de Córcega. En el agitado enfrentamiento de las banderías insulares, Napoleón se creó enemigos irreconciliables, entre ellos el mismo Paoli, al romper éste con la Convención republicana y decantarse el joven oficial por las facciones afrancesadas. La desconfianza hacia los paolistas en la familia Bonaparte se fue trocando en furiosa animadversión. Napoleón se alzó mediante intrigas con la jefatura de la milicia y quiso ametrallar a sus adversarios en las calles de Ajaccio. Pero fracasó y tuvo que huir con los suyos, para escapar al incendio de su casa y a una muerte casi segura a manos de sus enfurecidos compatriotas.


    Un joven Napoleón Bonaparte

    Instalado con su familia en Marsella, malvivió entre grandes penurias económicas que a veces les situaron al borde de la miseria; el horizonte de las disponibilidades familiares solía terminar en las casas de empeños, pero los Bonaparte no carecían de coraje ni recursos. María Leticia, la madre, se convirtió en amante de un comerciante acomodado Clary, el hermano José se casó con una hija de éste, Marie Julie, si bien el noviazgo de Napoleón con otra hija, Désirée, no prosperó. Con todo, las estrecheces sólo empezaron a remitir cuando un hermano de Robespierre, Agustín, le deparó su protección. Consiguió reincorporarse a filas con el grado de capitán y adquirió un amplio renombre con ocasión del asedio de Tolón, en 1793, al sofocar una sublevación contrarrevolucionaria apoyada por los ingleses; el plan de asalto propuesto a unos inexperimentados generales fue suyo, la ejecución también y el éxito infalible.

    En reconocimiento a sus méritos fue ascendido a general de brigada, se le destinó a la comandancia general de artillería en el ejército de Italia y viajó en misión especial a Génova. Esos contactos con los Robespierre estuvieron a punto de serle fatales al caer el Terror jacobino, el 9 Termidor, y verse encarcelado por un tiempo en la fortaleza de Antibes, mientras se dilucidaba su sospechosa filiación. Liberado por mediación de otro corso, el comisario de la Convención Salicetti, el joven Napoleón, con veinticuatro años y sin oficio ni beneficio, volvió a empezar en París, como si partiera de cero.

    Encontró un hueco en la sección topográfica del Departamento de Operaciones. Además de las tareas propiamente técnicas, entre mapas, informes y secretos militares, esta oficina posibilitaba el acceso a las altas autoridades civiles que la supervisaban. Y a través de éstas, a los salones donde las maquinaciones políticas y las especulaciones financieras, en el turbio esplendor que había sucedido al implacable moralismo de Robespierre, se entremezclaban con las lides amorosas y la nostalgia por los usos del Antiguo Régimen.

    Allí encontró a la refinada Josefina Tascher de la Pagerie, de reputación tan brillante como equívoca, quien colmó también su vacío sentimental. Era una dama criolla oriunda de la Martinica, que tenía dos hijos, Hortensia y Eugenio, y cuyo primer marido, el vizconde y general de Beauharnais, había sido guillotinado por los jacobinos. Mucho más tarde Napoleón, que declaraba no haber sentido un afecto profundo por nada ni por nadie, confesaría haber amado apasionadamente en su juventud a Josefina, que le llevaba unos cinco años. Entre sus amantes se contaba Barras, el hombre fuerte del Directorio surgido con la nueva Constitución republicana de 1795, quien por entonces andaba a la búsqueda de una espada, según su expresión literal, a la que manejar convenientemente para el repliegue conservador de la república y hurtarlo a las continuas tentativas de golpe de estado de realistas, jacobinos y radicales igualitarios. La elección de Napoleón fue precipitada por una de las temibles insurrecciones de las masas populares de París, al finalizar 1795, a la que se sumaron los monárquicos con sus propios fines desestabilizadores. Encargado de reprimirla, Napoleón realizó una operación de cerco y aniquilamiento a cañonazos que dejó la capital anegada en sangre. La Convención se había salvado.

    Asegurada la tranquilidad interior por el momento, Barras le encomendó en 1796 dirigir la guerra en uno de los frentes republicanos más desasistidos el de Italia, contra los austríacos y piamonteses. Unos días antes de su partida se casó con Josefina en ceremonia civil, pero en su ausencia no pudo evitar que ella volviera a entregarse a Barras y a otros miembros del círculo gubernamental. Celoso y atormentado, terminó por reclamarla imperiosamente a su lado, en el mismo escenario de batalla.

    Militar exitoso

    Aquel general de veintisiete años transformó unos cuerpos de hombres desarrapados hambrientos y desmoralizados en una formidable máquina bélica que trituró el Piamonte en menos de dos semanas y repelió a los austríacos más allá de los Alpes, de victoria en victoria. Sus campañas de Italia pasarían a ser materia obligada de estudio en las academias militares durante innúmeras promociones. Tanto o más significativas que sus victorias aplastantes en Lodi, en 1796, en Arcole y Rívoli, en 1797, fue su reorganización política de la península italiana, que llevó a cabo refundiendo las divisiones seculares y los viejos estados en repúblicas de nuevo cuño dependientes de Francia. El rayo de la guerra se revelaba simultáneamente como el genio de la paz. Lo más inquietante era el carácter autónomo de su gestión: hacía y deshacía conforme a sus propios criterios y no según las orientaciones de París. El Directorio comenzó a irritarse. Cuando Austria se vio forzada a pedir la paz en 1797, ya no era posible un control estricto sobre un caudillo alzado a la categoría de héroe legendario.


    Napoleón en la campaña de Egipto (Antoine Jean Gros)

    Napoleón mostraba una amenazadora propensión a ser la espada que ejecuta, el gobierno que administra y la cabeza que planifica y dirige, tres personas en una misma naturaleza de inigualada eficacia. Por ello, el Directorio columbró la posibilidad de alejar esa amenaza aceptando su plan de cortar las rutas vitales del poderío británico -las del Mediterráneo y la India- con una expedición a Egipto. Así, el 19 de mayo de 1798 embarcaba rumbo a Alejandría, y dos meses después, en la batalla de las pirámides, dispersaba a la casta de guerreros mercenarios que explotaban el país en nombre de Turquía, los mamelucos, para internarse luego en el desierto sirio. Pero todas sus posibilidades de éxito se vieron colapsadas por la destrucción de la escuadra francesa en Abukir por Nelson, el émulo inglés de Napoleón en los escenarios navales.

    El revés lo dejó aislado y consumiéndose de impaciencia ante las fragmentarias noticias que recibía de Europa. Allí la segunda coalición de las potencias monárquicas había recobrado las conquistas de Italia y la política interior francesa hervía de conjuras y candidatos a asaltar un Estado en el que la única fuerza estabilizadora que restaba era el ejército. Por fin se decidió a regresar a Francia en el primer barco que pudo sustraerse al bloqueo de Nelson, recaló de paso en su isla natal y nadie se atrevió a juzgarle por deserción y abandono de sus tropas, mientras subía otra vez de Córcega a París, ahora como héroe indiscutido.

    Primer Cónsul

    En pocas semanas organizó el golpe de estado del 18 Brumario (según la nueva nomenclatura republicana del calendario: el 9 de noviembre) con la colaboración de su hermano Luciano, el cual le ayudó a disolver la Asamblea Legislativa del Consejo de los Quinientos en la que figuraba como presidente. Era el año de 1799. El golpe barrió al Directorio, a su antiguo protector Barras, a las cámaras a los últimos clubes revolucionarios, a todos los poderes existentes e instauró el Consulado: un gobierno provisional compartido en teoría por tres titulares, pero en realidad cobertura de su dictadura absoluta, sancionada por la nueva Constitución napoleónica del año 1800.


    Napoleón, Primer Cónsul (Óleo de Antoine Jean Gros)

    Aprobada bajo la consigna de «la Revolución ha terminado», la nueva Constitución restablecía el sufragio universal que había recortado la oligarquía termidoriana, sucesora de Robespierre. En la práctica, calculados mecanismos institucionales cegaban los cauces efectivos de participación real a los electores, a cambio de darles la libertad de que le ratificasen en entusiásticos plebiscitos. El que validó su ascensión a primer cónsul al cesar la provisionalidad, arrojó menos de dos mil votos negativos entre varios millones de papeletas. Pero Napoleón no se contentó con alargar luego esta dignidad a una duración de diez años, sino que en 1802 la convirtió en vitalicia. Era poco todavía para el gran advenedizo que embriagaba a Francia de triunfos después de haber destruido militarmente a la segunda coalición en Marengo, y emprendía una deslumbrante reconstrucción interna.

    Napoleón, Emperador

    La heterogénea oposición a su gobierno fue desmantelada mediante drásticas represiones a derecha e izquierda, a raíz de fallidos atentados contra su persona; el ejemplo más amedrentador fue el secuestro y ejecución de un príncipe emparentado con los Borbones depuestos, el duque de Enghien, el 20 de marzo de 1804. El corolario de este proceso fue el ofrecimiento que le hizo el Senado al día siguiente de la corona imperial. La ceremonia de coronación se llevó a cabo el 2 de diciembre en Notre Dame, con la asistencia del papa Pío VII, aunque Napoleón se ciñó la corona a sí mismo y después la impuso a Josefina; el pontífice se limitó a pedir que celebrasen un matrimonio religioso, en un sencillo acto que se ocultó celosamente al público. Una nueva Constitución el mismo año afirmó aún más su autoridad omnímoda.


    Napoleón coronado emperador (Cuadro de J. A. D. Ingres)

    La historia del Imperio es una recapitulación de sus victorias sobre las monarquías europeas, aliadas en repetidas coaliciones contra Francia y promovidas en último término por la diplomacia y el oro ingleses. En la batalla de Austerlitz, de 1805, abatió la tercera coalición; en la de Jena, de 1806, anonadó al poderoso reino prusiano y pudo reorganizar todo el mapa de Alemania en la Confederación del Rin, mientras que los rusos eran contenidos en Friendland, en 1807. Al reincidir Austria en la quinta coalición, volvió a destrozarla en Wagram en 1809.

    Nada podía resistirse a su instrumento de choque, laGrande Armée (el 'Gran Ejército'), y a su mando operativo, que, en sus propias palabras, equivalía a otro ejército invencible. Cientos de miles de cadáveres de todos los bandos pavimentaron estas glorias guerreras. Cientos de miles de soldados supervivientes y sus bien adiestrados funcionarios, esparcieron por Europa los principios de la Revolución francesa. En todas partes los derechos feudales eran abolidos junto con los mil particularismos económicos, aduaneros y corporativos; se creaba un mercado único interior, se implantaba la igualdad jurídica y política según el modelo del Código Civil francés, al que dio nombre -el Código Napoleón, matriz de los derechos occidentales, excepción hecha de los anglosajones-; se secularizaban los bienes eclesiásticos; se establecía una administración centralizada y uniforme y la libertad de cultos y de religión, o la libertad de no tener ninguna. Con estas y otras medidas se reemplazaban las desigualdades feudales -basadas en el privilegio y el nacimiento- por las desigualdades burguesas -fundadas en el dinero y la situación en el orden productivo-.

    La obra napoleónica, que liberó fundamentalmente la fuerza de trabajo, es el sello de la victoria de la burguesía y puede resumirse en una de sus frases: «Si hubiera dispuesto de tiempo, muy pronto hubiese formado un solo pueblo, y cada uno, al viajar por todas partes, siempre se habría hallado en su patria común». Esta temprana visión unitarista de Europa, quizá la clave de la fascinación que ha ejercido su figura sobre tan diversas corrientes historiográficas y culturales, ignoraba las peculiaridades nacionales en una uniformidad supeditada por lo demás a la égida imperialista de Francia. Así, una serie de principados y reinos férreamente sujetos, mero glacis defensivo en las fronteras, fueron adjudicados a sus hermanos y generales. El excluido fue Luciano Bonaparte, a resultas de una prolongada ruptura fraternal.

    A las numerosas infidelidades conyugales de Josefina durante sus campañas, por lo menos hasta los días de la ascensión al trono, apenas había correspondido Napoleón con algunas aventuras fugaces. Éstas se trocaron en una relación de corte muy distinto al encontrar en 1806 a la condesa polaca María Walewska, en una guerra contra los rusos; intermitente, pero largamente mantenido el amor con la condesa, satisfizo una de las ambiciones napoleónicas, tener un hijo, León. Esta ansia de paternidad y de rematar su obra con una legitimidad dinástica se asoció a sus cálculos políticos para empujarle a divorciarse de Josefina y solicitar a una archiduquesa austriaca, María Luisa, emparentada con uno de los linajes más antiguos del continente.


    Napoleón con sus hijos

    Sin otro especial relieve que su estirpe, esta princesa cumplió lo que se esperaba del enlace, al dar a luz en 1811 a Napoleón II -de corta y desvaída existencia, pues murió en 1832-, proclamado por su padre en sus dos sucesivas abdicaciones, pero que nunca llegó a reinar. Con el tiempo, María Luisa proporcionó al emperador una secreta amargura al no compartir su caída, ya que regresó al lado de sus progenitores, los Habsburgo, con su hijo, y en la corte vienesa se hizo amante de un general austriaco, Neipperg, con quien contrajo matrimonio en segundas nupcias a la muerte de Napoleón.

    El ocaso

    El año de su matrimonio con María Luisa, 1810, pareció señalar el cenit napoleónico. Los únicos Estados que todavía quedaban a resguardo eran Rusia y Gran Bretaña, cuya hegemonía marítima había sentado de una vez por todas Nelson en Trafalgar, arruinando los proyectos mejor concebidos del emperador. Contra esta última había ensayado el bloqueo continental, cerrando los puertos y rutas europeos a las manufacturas británicas. Era una guerra comercial perdida de antemano, donde todas las trincheras se mostraban inútiles ante el activísimo contrabando y el hecho de que la industria europea aún estuviese en mantillas respecto de la británica y fuera incapaz de surtir la demanda. Colapsada la circulación comercial, Napoleón se perfiló ante Europa como el gran estorbo económico, sobre todo cuando las mutuas represalias se extendieron a los países neutrales.

    El bloqueo continental también condujo en 1808 a invadir Portugal, el satélite británico, y su llave de paso, España. Los Borbones españoles fueron desalojados del trono en beneficio de su hermano José, y la dinastía portuguesa huyó a Brasil. Ambos pueblos se levantaron en armas y comenzaron una doble guerra de Independencia que los dejaría destrozados para muchas décadas, pero fijaron y diezmaron a una parte de la Grande Armée en una agotadora lucha de guerrillas que se extendió hasta 1814, doblada en las batallas a campo abierto por un moderno ejército enviado por Gran Bretaña.

    La otra parte del ejército, en la que había enrolado a contingentes de las diversas nacionalidades vencidas, fue tragada por las inmensidades rusas. En la campaña de 1812 contra el zar Alejandro I, Napoleón llegó hasta Moscú, pero en la obligada retirada perecieron casi medio millón de hombres entre el frío y el hielo del invierno ruso, el hambre y el continuo hostigamiento del enemigo. Toda Europa se levantó entonces contra el dominio napoleónico, y el sentimiento nacional de los pueblos se rebeló dando soporte al desquite de las monarquías; hasta en Francia, fatigada de la interminable tensión bélica y de una creciente opresión, la burguesía resolvió desembarazarse de su amo.

    La batalla resolutoria de esta nueva coalición, la sexta, se libró en Leipzig en 1813, la «batalla de las Naciones», una de las grandes y raras derrotas de Napoleón. Fue el prólogo de la invasión de Francia, la entrada de los aliados en París y la abdicación del emperador en Fontainebleau, en abril de 1814, forzada por sus mismos generales. Las potencias vencedoras le concedieron la soberanía plena sobre la minúscula isla italiana de Elba y restablecieron en su lugar a los Borbones, arrojados por la Revolución, en la figura de Luis XVIII.

    Su estancia en Elba, suavizada por los cuidados familiares de su madre y la visita de María Walewska, fue comparable a la de un león enjaulado. Tenía cuarenta y cinco años y todavía se sentía capaz de hacer frente a Europa. Los errores de los Borbones, que a pesar del largo exilio no se resignaban a pactar con la burguesía, y el descontento del pueblo le dieron ocasión para actuar. Desembarcó en Francia con sólo un millar de hombres y, sin disparar un solo tiro, en un nuevo baño triunfal de multitudes, volvió a hacerse con el poder en París.

    Pero fue completamente derrotado en junio de 1815 por los vigilantes Estados europeos -que no habían depuesto las armas, atentos a una posible revigorización francesa- en Waterloo y puesto nuevamente en la disyuntiva de abdicar. Así concluyó su segundo período imperial, que por su corta duración se ha llamado de los Cien Días (de marzo a junio de 1815). Se entregó a los ingleses, que le deportaron a un perdido islote africano, Santa Elena, donde sucumbió lentamente a las iniquidades de un tétrico carcelero, Hudson Lowe. Antes de morir, el 5 de mayo de 1821, escribió unas memorias, el Memorial de Santa Elena, en las que se describió a sí mismo tal como deseaba que le viese la posteridad. Ésta aún no se ha puesto de acuerdo sobre su personalidad mezcla singular del bronco espadón cuartelero, el estadista, el visionario, el aventurero y el héroe de la antigüedad obsesionado por la gloria.

    Cronología

    1769Nace en Ajaccio (Córcega).
    1784Cadete en la Escuela Militar de Brienne.
    1785Termina sus estudios en la Escuela Militar de París.
    1789Participa en la insurrección de Córcega.
    1793Obtiene el ascenso a general de brigada, por sus méritos de guerra.
    1795Salva a la Convención Nacional (el gobierno revolucionario republicano francés) de una insurrección parisina.
    1796Nombrado general en jefe del ejército de Italia, obtiene numerosas victorias. Se casa con Josefina de Beauharnais.
    1798-99Campañas de Italia y Egipto.
    1799Fracasa en la conquista de Siria y regresa a Francia. Toma el poder en Francia mediante un golpe de estado. Es nombrado Primer Cónsul, con lo que pasaba a ser el principal gobernante de Francia, con poderes dictatoriales.
    1800Vence a Austria en la batalla de Marengo y consolida sus conquistas en el norte de Italia. Nueva Constitución.
    1802Es nombrado en Cónsul Vitalicio.
    1804Coronado emperador de los franceses en Notre Dame.
    1805Derrota a Austria y a Rusia en la batalla de Austerlitz.
    1806Establece la Confederación del Rin y pasa a controlar Polonia. Crea el Sistema Continental, destinado a bloquear y arruinar el comercio inglés.
    1807Invade Portugal.
    1808Nombra rey de España a su hermano, José I. Guerra de Independencia de España y Portugal, que se prolongará seis años.
    1809Se anexiona Roma y los Estados Pontificios. Anulación de su matrimonio con Josefina.
    1810Matrimonio con la archiduquesa María Luisa de Austria, hija del emperador Francisco I.
    1812Desastrosa campaña en Rusia.
    1814Abdica como emperador y se exilia en la isla de Elba.
    1815Escapa de Elba, regresa a Francia y toma el poder. Las coaliciones europeas consiguen vencerle en Waterloo. Es deportado a la isla africana de Santa Elena.
    1821Muere en la isla de Santa Elena.
    Sus Batallas

    Las batallas libradas desde 1799 hasta 1815 entre Francia y varias naciones europeas son ya históricamente conocidas como las Guerras Napoleónicas. Estos enfrentamientos militares fueron una continuación de las guerras mantenidas por Francia en Europa durante la Revolución Francesa (1789-1799). En ellas brilló el talento estratega de Napoleón Bonaparte. Durante los años que había pasado en guarniciones de provincias (Valence y Auxonne), había aprovechado su tiempo para ampliar su preparación militar (profundizó en sus estudios de matemáticas, artillería y táctica militar); entró entonces, además, en conocimiento de los pensadores políticos clásicos (en especial Maquiavelo y Montesquieu) y descubrió su pasión por la historia (le deslumbraron las biografías de Alejandro, de Julio César y en especial la de Federico II).

    La Primera Coalición

    Durante la guerra de la Primera Coalición (1793-1797), Francia luchó contra la alianza formada por Austria, Prusia, Gran Bretaña, España, las Provincias Unidas (actuales Países Bajos) y el reino de Cerdeña. El gobierno francés -el Directorio- confió a Napoleón la dirección de las operaciones militares contra las tropas austriacas en el norte de Italia en 1796. En menos de un año, Napoleón había vencido a las fuerzas de Austria, superiores en número. En 1798, se le asignó el mando de una expedición que tenía como objetivo conquistar Egipto para cortar la ruta británica a la India. La invasión fracasó tras la batalla del Nilo y Napoleón regresó a Francia. Aunque ambas campañas se produjeron durante el régimen del Consulado, antes de la asunción del poder por Bonaparte, suelen ser consideradas como la primera fase de las Guerras Napoleónicas. Fue en ellas donde el líder francés desplegó por primera vez a gran escala su talento como jefe militar.

    La segunda coalición

    La victoria de Napoleón en la campaña contra los austriacos en el norte de Italia puso fin a la Primera Coalición. No obstante, durante su estancia en Egipto se formó la Segunda Coalición (24 de diciembre de 1798) integrada por Rusia, Gran Bretaña, Austria, el reino de Nápoles, Portugal y el Imperio otomano. Las batallas principales de la guerra de la Segunda Coalición, que se inició a finales de 1798, tuvieron lugar en el norte de Italia y en Suiza al año siguiente. Los austriacos y los rusos, dirigidos por el general Alexandr Suvórov, vencieron a los franceses en el norte de Italia en las batallas de Magnano (5 de abril de 1799), Cassano (27 de abril), el Trebbia (17-19 de junio) y Novi (el 15 de agosto). La Coalición también tomó Milán; abolió la República Cisalpina, que se había constituido bajo los auspicios del gobierno francés en 1797; ocupó Turín y privó a Francia de sus anteriores conquistas en Italia.


    Napoleón en la batalla de Eylau (cuadro de A. J. Gros)

    El resultado de la lucha en Suiza fue más favorable para los franceses. Tras ser derrotados en Zurich (7 de junio) por Carlos de Habsburgo, archiduque de Austria, las fuerzas francesas dirigidas por el general André Masséna vencieron a las tropas rusas del general Alexander Korsakov el 26 de septiembre. Suvórov y sus fuerzas abandonaron el norte de Italia atravesando los Alpes para unirse a Korsakov en Suiza, donde sus tropas se habían dispersado tras ser vencidas. El ejército de Suvórov hubo de refugiarse en las montañas del cantón de los Grisones, donde quedó diezmado a causa del frío y el hambre. Los rusos se retiraron de la Segunda Coalición el 22 de octubre alegando como motivo la falta de cooperación de los austriacos.

    Cuando Napoleón regresó a Francia procedente de Egipto en octubre de 1799, pasó a ser el líder del Consulado y ofreció la paz a los aliados. La Coalición rechazó esta propuesta y Napoleón planeó una serie de ataques contra Austria para la primavera de 1800. Bonaparte se adentró en Italia cruzando los Alpes con un nuevo ejército formado por 40.000 hombres y venció a los austriacos en la batalla de Marengo el 14 de junio. Mientras tanto, las tropas francesas del general Jean Victor Moreau habían penetrado en el sur de Alemania atravesando el Rin y tomando Munich. Moreau también había derrotado a las fuerzas austriacas del archiduque de Austria Juan de Habsburgo en la batalla de Hohenlinden, que tuvo lugar en Baviera el 3 de diciembre, y se había aproximado a la ciudad de Linz (Austria).

    Las victorias francesas obligaron a firmar a Austria el Tratado de Lunéville el 9 de febrero de 1801, por el que Austria y sus aliados alemanes cedían la orilla izquierda del río Rin a Francia y reconocían a las repúblicas Bátava, Helvética, Cisalpina y Ligur, además de realizar otras concesiones. Asimismo, este tratado marcó la disolución de la Segunda Coalición. El único aliado que continuó la lucha contra Francia fue Gran Bretaña. Las tropas británicas se habían enfrentado sin éxito contra las francesas en territorio holandés en 1799, pero habían conquistado algunas posesiones francesas de Asia y otros lugares. Gran Bretaña firmó el 27 de marzo de 1802 la Paz de Amiens con Francia.

    No obstante, esta paz resultó ser una mera suspensión de las hostilidades. En 1803 se produjo una disputa entre ambos países a propósito de la cláusula del acuerdo que establecía la restitución de la isla de Malta a la orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén. Gran Bretaña se negó a entregar la isla, por lo que estalló una nueva guerra contra los franceses. Una importante consecuencia de este conflicto fue que Napoleón abandonó su proyecto de establecer un gran imperio colonial francés en Norteamérica, al verse obligado a concentrar sus recursos en Europa. Así pues, vendió Luisiana a Estados Unidos. En 1805, Austria, Rusia y Suecia se unieron al conflicto en apoyo del bando británico, y España se alió con Francia; este fue el inicio de la guerra de la Tercera Coalición.

    La Tercera Coalición

    Napoleón se apresuró a tomar medidas contra la nueva alianza. Había ejercido una gran presión sobre Gran Bretaña desde 1798 al mantener a un ejército concentrado en Boulogne -a orillas del canal de la Mancha-, que hacía pensar a los británicos que se preparaba una invasión de Inglaterra. Bonaparte aumentó considerablemente el número de fuerzas destacadas en Boulogne cuando comenzaron las disensiones que hicieron estallar la guerra en 1803. Tras la formación de la Tercera Coalición contra Francia, sus tropas abandonaron Boulogne para enfrentarse a los austriacos, que habían invadido Baviera con un ejército dirigido por Fernando III, el gran duque de la Toscana, y el general Karl Mack von Leiberich. Varios estados alemanes, entre los que se contaban Baviera, Württemberg y Baden, se aliaron con Francia. Napoleón derrotó a las fuerzas de Austria en Ulm, capturó a 23.000 prisioneros y, a continuación, marchó con sus tropas a lo largo del Danubio y conquistó Viena.

    Los ejércitos rusos, liderados por el general Mijaíl Kutúzov y Alejandro I, emperador de Rusia, respaldaron a los austriacos, pero Bonaparte venció a las fuerzas austro-rusas en la batalla de Austerlitz, también denominada de los Tres Emperadores. Austria se rindió nuevamente y firmó el Tratado de Presburgo el 26 de diciembre de 1805. Una de las cláusulas del acuerdo estipulaba que Austria debía entregar a Francia la zona del norte de Italia y a Baviera parte del propio territorio austriaco; asimismo, Austria reconoció a los ducados de Württemberg y Baden como reinos.

    La Confederación del Rin

    Dado que las tropas del general Masséna habían derrotado al ejército austriaco mandado por Carlos de Habsburgo en Italia, Napoleón aprovechó esta situación para nombrar a su hermano, José I, rey de Nápoles en 1806; asimismo, nombró a otro de sus hermanos, Luis I Bonaparte, rey de Holanda (la antigua República Bátava); el 12 de julio estableció la Confederación del Rin, constituida finalmente por todos los estados alemanes a excepción de Austria, Prusia, Brunswick y Hesse.

    La formación de esta entidad política puso fin al Sacro Imperio Romano Germánico y casi toda Alemania quedó bajo el control de Bonaparte. No obstante, los éxitos en el continente quedaron contrarrestados en gran medida por la derrota que el almirante británico Horatio Nelson infligió a la fuerza conjunta de la flota francesa y española frente a las costas del cabo de Trafalgar el 21 de octubre de 1805. Napoleón implantó en 1806 el denominado Sistema Continental por el que los puertos de toda Europa quedaban cerrados al comercio británico. La superioridad naval de los británicos dificultó la aplicación del Sistema Continental e hizo fracasar la política económica europea de Bonaparte.

    La Cuarta Coalición

    Prusia, ante el incremento de poder de Francia en Alemania, se unió a la Cuarta Coalición compuesta por Gran Bretaña, Rusia y Suecia en 1806. Bonaparte aplastó a las tropas prusianas en la batalla de Jena el 14 de octubre de ese mismo año y tomó Berlín. A continuación, derrotó a los rusos en la batalla de Friedland y obligó a firmar la paz a Alejandro I.


    La batalla de Friedland (cuadro de Carle Vernet)

    De acuerdo con las principales condiciones del Tratado de Tilsit, Rusia tuvo que entregar sus posesiones polacas y aliarse con Francia, mientras que Prusia perdió casi la mitad de su territorio, tuvo que hacer frente a cuantiosas indemnizaciones y se le impusieron severas restricciones al tamaño de su ejército permanente. Rusia y Dinamarca emprendieron una acción militar contra Suecia que obligó a su monarca, Gustavo IV Adolfo, a abdicar en favor de su tío, Carlos XIII, a condición de que éste nombrara como su heredero al general Jean Baptiste Jules Bernadotte, uno de los mariscales de Napoleón. Bernadotte fue coronado en 1818 con el nombre de Carlos XIV Jean-Baptiste Bernadotte y fue el fundador de la dinastía actual sueca.

    El Nacionalismo antinapoleónico

    En 1808, Napoleón dominaba toda Europa, a excepción de Rusia y Gran Bretaña. Las principales razones del posterior declive fueron el surgimiento del espíritu nacionalista en varias de las naciones europeas derrotadas y la persistente oposición de Gran Bretaña, que, a salvo ya de una invasión gracias a la superioridad de su armada, no cesó de organizar y financiar nuevas coaliciones contra Napoleón.

    España fue la primera nación en la que Bonaparte tuvo que hacer frente a las insurrecciones nacionalistas que provocaron su caída. El emperador francés, después de haber destronado al rey Carlos IV de España, nombró a su hermano José Bonaparte rey de este país en 1808. Los españoles se rebelaron y expulsaron al nuevo gobernante de Madrid. Se desató la guerra de la Independencia española (1808-1814) entre los franceses, que intentaban restaurar a José I Bonaparte en el trono, y los españoles, apoyados por las fuerzas británicas mandadas por Arthur Colley Wellesley, duque de Wellington.


    Batalla de Wagram (cuadro de Carle Vernet)

    Los franceses fueron derrotados, y el número de bajas que sufrieron perjudicó seriamente a Napoleón cuando se vio obligado a hacer frente a sus nuevos enemigos del este y el norte de Europa. Su primera oponente era Austria, que se unió a Gran Bretaña para formar la Quinta Coalición en 1809. El emperador francés derrotó a los austriacos en Wagram (julio de 1809) y les obligó a firmar el Tratado de Viena, por el cual Austria perdió Salzburgo, parte de Galitzia y grandes áreas de sus territorios del sur de Europa. Asimismo, se divorció de su primera mujer y contrajo matrimonio con la hija de Francisco II de Austria, con la vana esperanza de que este país no participara en nuevas coaliciones contra él.

    La derrota de Napoleón

    En 1812, Francia y Rusia entraron en guerra porque Alejandro I se negaba a aplicar el Sistema Continental. Dado que gran parte de sus hombres se encontraban en España, Napoleón invadió Rusia sólo con 500.000 hombres. Derrotó a los rusos en Borodino y conquistó Moscú el 14 de septiembre de 1812. Los rusos invadieron la ciudad, impidiendo así a las tropas francesas establecer allí cuarteles de invierno. Abandonaron Rusia y se adentraron en Alemania, pero la mayoría de los hombres murieron a lo largo del camino a causa del frío, el hambre y los ataques de la guerrilla rusa.

    El Imperio Ruso se unió entonces a la Quinta Coalición, de la que también formaban parte Prusia, Gran Bretaña y Suecia. Prusia, en un estallido de fervor nacionalista provocado por las reformas políticas y económicas que se habían implantado desde la derrota de Jena, inició la guerra de Liberación contra Napoleón en 1813. Éste consiguió su última victoria importante en la batalla de Dresde, donde el ejército francés derrotó a las fuerzas conjuntas de Austria, Prusia y Rusia el 27 de agosto de 1813. Sin embargo, durante el mes de octubre, Napoleón se vio forzado a replegarse sobre el Rin tras la batalla de Leipzig, quedando liberados los estados alemanes. Los ejércitos rusos, austriacos y prusianos invadieron Francia desde el norte al año siguiente y tomaron París en marzo de 1814; Napoleón abdicó y hubo de exiliarse en la isla de Elba, situada en el mar Mediterráneo.

    Los miembros de la Quinta Coalición se reunieron en el Congreso de Viena para restaurar a las monarquías que Napoleón había derrocado en Europa. Sin embargo, mientras trazaban el nuevo mapa europeo, Bonaparte consiguió escapar de Elba, se dirigió a Francia, donde se apresuró a formar un ejército; tras vencer en Ligny y fracasar en Quatre-Bras, el 18 de junio de 1815 fue definitivamente derrotado en la batalla de Waterloo, que puso fin a las Guerras Napoleónicas.

    Fotos

    Con esta serie de fotos intentaremos ilustrar algunos aspectos de la personalidad y del talento político y militar de Napoleón. El que llegara a ser emperador de los franceses entre 1804 y 1815 se reveló como uno de los militares más brillantes de todos los tiempos y un estadista cuya influencia en el continente europeo determinó cambios tan profundos que dieron lugar a la Edad Contemporánea. Haz clic en la fotos para verlas ampliadas.

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    Una figura histórica Joven aguerrido
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    Josefina La coronación de Napoleón
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    Emperador El declive
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    Estratega Un mito



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